Otra vez vuelvo a la carga de traducir textos, esta vez la crítica y review que hace Michael Billington(no, no sé quién es) para «The Guardian», os enlazo aquí con el texto original, y vuelto a repetir si me equivoco, por favor corregidme, como hizo Keka en el otro texto que he traducido, no va a pasar nada, en serio =).
Olvida a Boris Karloff con un tornillo atravesándole el cuello. Olvídate incluso a Peter Boyle como a la mejorada criatura cantando “puttin’ On the Ritz “en el Mel Brook. Lo que se obtiene en la producción de Danny Boyle y Nick Dear de la adaptación de la mítica fábula de Mery Shelley, con Benedict Cumberbatch y Jonny Lee Miller alternando los papeles de Víctor Frankenstein y la criatura, es ni [shlock] ni sátira. En su lugar, es humano, inteligente, recuento de la historia original, en que el enfoque de la situación de la obsesión de un científico de su triste creación, quién se convierte en su álter ego y en su némesis. Es algo así como ver La Tempestad reescrita desde el punto de vista de Caliban.
Como puesta en escena, es brillante. Pero antes de la lista de virtudes, hay que reconocerle a Boyle y a Dear, en centrarse más en la víctima que en Víctor, restándole importancia a algunos temas de la novela de Shelley. Debido a que el propio Víctor apenas figura hasta la mitad de la acción. Su arrogancia inicial a la materia sin vida se reduce al mínimo. En la historia de Mary Shelley se palpita con fuerza el sentido de la injusticia: Una familia cultivada francesa se arruina por desobedecer a su gobierno, los inocentes sufren a través de la presunción divina de Víctor. Los ecos todavía siguen ahí en la versión de dos horas de duración de Dear pero la rabia de Mary Shelley contra las diferencias entre las clases sociales se ha silenciado.
Si hay pérdidas, también hay grandes ganancias. Seguimos el dolor de la Criatura, desde su primera sensación, sus pasos a través de la tartamudez que estalla completamente desnudo en el marco de su educación y sentimientos por Karl Johson, el ciego, un exiliado político. También vemos su anhelo por la compañía, su anhelo en el amor, su dolor por necesitar su homólogo femenino. Incluso cuando es conducido a cometer asesinato. Y el sentimiento de culpa en última instancia, pertenece a Víctor. Y cuando la Criatura la mató en la noche de boda de Víctor, es como si expresara en nuestra oscuridad los deseos reprimidos a su creador.
En la actuación, también fascinante comparar los dos actores. Cumberbatch como Criatura es inolvidable, “Alto como un pino”, como el texto existe, él tiene humor y patetismo: su desnudo entra en el mundo es marcado por tambalearse y cuando se mueve, con una visión de empuje, angular,casi de la curiosidad de Hulotesque. Pero también hay una grandeza épica en Cumberbatch. Como cita el Paraiso Perdido, su voz saborea cada sílaba de las palabras de Milton y cuando, en el escándalo de su rechazo de la familia exiliada y ardió la casa de campo y profiere el llanto de Hamletsque diciendo “ me he precipitado en mi venganza” . Es una asombrosa actuación.
La fuerza de Miller en contraste, miente en su amenaza. Más robusta que Cumberbatch, su Criatura hace creer que su impulso de carácter satánico y su capacidad para el asesinato: cuando levanta al hermano de Víctor a sus hombros, inmediatamente temes por la vida del niño. Miller se regocija en la última inversión de roles en el que criado se convierte en el amo. Pero cuando llega a ser Frankenstein, sentí que Cumberbatch tenía la ventaja de que ofrece más señales de que tiene el corazón frío , sólo comparado con la de los científicos dementes.
Los actores se complementa cada uno perfectamente en lugar de proporcionar una disputa en la producción de Boyle es un triunfo en que los diseños de Mark Tildesley proporciona toda una serie de parejas visuales. Un pabellón lleno de velas domina el auditorio y la luz para evocar las experiencias de galvanizado de Víctor. Un tren de vapor surge de principios del siglo XIX, principios de la Revolución Industrial. Y el sorprendente descubrimiento de la Criatura a la naturaleza, está muy bien sugerido a través de aves de caza en la copa de los árboles y la lluvia cayendo en una estrecha franja de hierba.
Una o dos veces el lenguaje cae en la sensiblería: sientes que la novia de Víctor puede acercar con algo menos remilgado como “no vamos a tener nada de eso” cuando la criatura manosea sus pechos. Pero en su conjunto, es impresionante por la noche. Dear y Boyle resaltan la crítica del feminismo en la usurpación del hombre y de la divinidad que está al acecho en la obre de Shelley. Por encima de todo constantemente nos hace preguntar que cual de los dos personajes principales es un monstruo. ¿Es el desfigurado o el mismo Frankenstein con su subordinación al amor y la amistad hacía la idea de una creación perfecta?. La cuestión no es tanto para resolver como cuelgan las dos figuras memorables salen en un desierto de hielo eterno.